Dieta vegana para un mundo sostenible
Cada vez se hace más evidente que el actual modelo social y económico es
insostenible para el planeta. Actualmente somos más de 7.800 millones de personas en el mundo y se estima
que en 2050 alcanzaremos los 9.700 millones. Se calcula que se necesitarían los recursos de 3 planetas Tierra para
reproducir en todo el mundo el estilo de vida de los países ricos. El cambio climático es un hecho y ya hemos iniciado
la cuenta atrás. Ante estas cifras, nos urge buscar alternativas y soluciones para impulsar un desarrollo
sostenible que asegure la vida a las generaciones futuras. En este sentido, un crecimiento
respetuoso con el planeta pasa por una alimentación sostenible. La dieta vegana se
presenta como una herramienta que puede hacernos avanzar hacia ese estilo de vida sostenible.
El veganismo es una filosofía de vida que excluye todas las prácticas de
explotación y crueldad hacia los animales. Esto se traduce en llevar una dieta vegetariana pura y consumir productos
con materiales que no provengan de los animales.
¿Qué papel tiene el veganismo en el freno del cambio climático?
Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura) la ganadería es la responsable del 14,5% de las emisiones globales de gases efecto invernadero.
esto supone el segundo sector que más contribuye al cambio climático por detrás de la industria energética.
Por otra parte, no solo deberíamos tener en cuenta las emisiones directas, sino también
todas las consecuencias negativas indirectas. Una mayor producción de carne implica mayor deforestación (desde los
años 70, se ha destruido el 20% de la selva amazónica y el 80% de esta área ahora la ocupa el ganado), un aumento
del uso de tierras para producir pienso, mayor uso de insumos (combustible, agua, fertilizantes, plaguicidas,
antibióticos, etc) y mayor transporte de animales y materias primas, lo que se traduce en una huella de carbono
enorme.
Actualmente casi el 70% de las tierras aptas para la agricultura se destinan a
alimentar el ganado. Si todo el mundo se volviera vegano, se podría transformar el 80% de esas
tierras en bosques que ayudarían a aliviar el cambio climático. Además se podría dedicar el 20% restante para
cultivos para consumo humano.
Mucha gente se puede pensar que la producción de alimentos de origen vegetal también
contamina. Eso es cierto, pero mucho menos. Se requiere 10 veces más cantidad de energía de combustibles fósiles para
producir una caloría de alimentos de origen animal que para producir 1 caloría de origen vegetal.
Con casi 1.000 millones de personas desnutridas en todo el mundo, usando sólo una porción
de los cereales con los que se engorda al ganado, se podría alimentar a todas aquellas personas que pasan hambre.
Evidentemente esto son titulares impactantes y también es una visión utópica del futuro,
pero nos da una idea clara del gran problema de la ganadería intensiva y de la necesidad de replantear
nuestros hábitos de consumo para conseguir un mundo más sostenible. La suma de todos los
esfuerzos puede tener un gran impacto, así que el simple hecho de reducir tu consumo de carne y de comprarla
ecológica, ya es un gran paso.
Como dijo el teólogo, filósofo y escritor brasileño Leonardo Boff, para los poderes “es
más importante salvar el sistema financiero y los bancos, garantizar el pago de las deudas, que pensar en el futuro de
la vida, el destino de nuestra civilización y el cuidado del planeta para que siga siendo habitable”.
El cambio, en consecuencia, tiene que empezar por nosotros. ¿Te sumas?